El problema de la inmigración es, reconozco, uno que genera mucha pasión, pero no tiene sentido para nosotros querer expulsar talento.

De hecho, es por eso que todos nuestros antepasados vinieron a este país, y ellos mismos no fueron bienvenidos. Porque esa es la historia de América. Desde la preocupación de Ben Franklin de que los alemanes estaban arruinando Pennsylvania, hasta la prohibición del siglo XIX de los inmigrantes chinos que acababan de construir nuestro sistema ferroviario, hasta los irlandeses, y su insaciable solicitud de empleo. Siempre hemos sido una nación de inmigrantes que odian a los inmigrantes más recientes.

Mientras viva, nunca olvidaré ese día hace 21 años, cuando levanté la mano e hice un juramento de ciudadanía. ¿Sabes lo orgulloso que estaba? Estaba tan orgulloso que caminé con una bandera estadounidense sobre mis hombros todo el día.

Tu auto es alemán. Tu vodka es ruso. Tu pizza es italiana. Tu kebab es turco. Tu democracia es griega. Tu café es brasileño. Tus películas son americanas. Tu té es tamil. Tu camisa es india. Tu crudo es saudí. Tu electrónica es china. Tus números arábigos. Tus letras latinas. ¿Y te quejas de que tu vecino es un inmigrante?

Las familias inmigrantes se han integrado en nuestras comunidades, estableciendo raíces profundas. Cuando se han establecido, han hecho contribuciones duraderas a la vitalidad económica y la diversidad de nuestras comunidades y nuestra nación. Nuestra economía depende de estos buenos trabajadores que pagan impuestos. Han ayudado a Estados Unidos en su boom económico.

Por supuesto, no todos podíamos venir aquí en el Mayflower … pero llegué aquí tan pronto como pude, y nunca me quise dar la vuelta, porque para mí es un gran privilegio ser un ciudadano estadounidense.

Siempre tuve la esperanza de que esta tierra se convirtiera en asilo seguro y agradable para la parte virtuosa y perseguida de la humanidad, sin importar la nación a la que pertenecieran.

Somos los hijos, nietos y bisnietos de los que querían una vida mejor, los motivados, los que se despiertan por la noche oyendo esa voz diciéndoles que la vida en un lugar llamado Estados Unidos podría ser mejor.

Los migrantes y los refugiados no son peones en el tablero de ajedrez de la humanidad. Son niños, mujeres y hombres que se van o que se ven obligados a abandonar sus hogares por diversas razones, que comparten un deseo legítimo de conocer y tener, pero sobre todo de ser más.

Siempre, siempre recuerde, que todos nosotros, usted y yo especialmente, somos descendientes de inmigrantes y revolucionarios.

Nuestras actitudes hacia la inmigración reflejan nuestra fe en el ideal Americano. Siempre hemos creído posible que los hombres y mujeres que comienzan desde abajo suban tanto como lo permitan el talento y la energía. Ni la raza ni el lugar de nacimiento deberían afectar sus posibilidades.

Casi todos los estadounidenses tienen antepasados que desafiaron los océanos: personas que aman la libertad y que aman la vida en busca de un ideal: las mayores migraciones voluntarias en la historia registrada … [i] la migración no es solo un vínculo con el pasado de Estados Unidos; también es un puente hacia el futuro de América.

Cuando tengas más de lo necesario construye una mesa más grande – no una valla más alta.

La ley de inmigración es un misterio y un dominio de la ofuscación, y los abogados que pueden resolverlo valen su peso en oro.